José Andrade, de la FAUBA y el CONICET, comparó los antecesores invernales para la soja “de segunda”. Tanto el clásico trigo, como la cebada, colza y arveja constituyen alternativas viables.
El ingeniero destacó a la arveja como el mejor precedente para una soja, ya que le permite explorar un mejor ambiente nutritivo y lumínico, es la variante que menos recursos consume. El cultivo de trigo resulta el que peor predispone la implantación de soja, ya que consume más agua que sus alternativas y la soja demuestra un buen índice de cosecha pero con magros rindes.
Andrade se encargó de apuntar que no debemos solamente pensar en el beneficio de la gruesa, sino que hay que pensar la rotación como un sistema de doble cultivo y lo adecuado será captar de la mejor manera los recursos para ambos cultivos. Y es ahí donde la colza se destaca por sobre el resto, ya que es la alternativa invernal que más temprano se siembra y libera el lote con algo de barbecho para la soja que viene.
En continuado, Pablo Calviño se encargo de señalar las claves para el cultivo de colza. La planificación es vital para el éxito de la oleaginosa, la aptitud del lote y fecha de siembra resultan claves, no tanto la calidad de siembra y calidad de semilla. Dentro de las adversidades, las plagas (babosas y lepidópteros) son de temer, por sobre las malezas y enfermedades.
A tener especial cuidado:
- No trabajar lotes con riesgo de anegamiento.
- No cultivar colza en zonas muy heladoras, con alta frecuencia de heladas fuera de época.
- Tener cuidado con los problemas de residualidad en herbicidas.
- No sembrar en lotes muy sucios por malezas, existen pocas herramientas para el control de las mismas.
- Tener cuidado con el exceso de rastrojo, utilizar patines barrerastrojos a la siembra (la semilla es muy pequeña y resulta más complicada la implantación.
- No hacer colza por más de dos años seguidos en el mismo lote, existe alta frecuencia de que al tercer año aparezcan problemas sanitarios propios del cultivo.