La industria frigorífica expresó su preocupación por distintos factores que afectan su actividad, especialmente debido a la marcada caída en las exportaciones de carne vacuna. Esta situación fue destacada por Daniel Urcía, presidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (FIFRA)
En paralelo, el Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas (ABC) divulgó cifras que reflejan el descenso en los envíos al exterior. Según esta entidad, en febrero se exportaron 50.100 toneladas, por un valor de U$S 243,6 millones.
Esto representa una disminución del 27,5% en volumen y del 4,5% en valor en comparación con el mismo mes del año anterior. Al considerar el primer bimestre, las exportaciones totalizaron 96.800 toneladas y U$S 474,5 millones, lo que implica caídas interanuales de 26,1% y 3,8%, respectivamente.
En este contexto, los precios internacionales han amortiguado en parte la magnitud de la crisis. Actualmente rondan los U$S 4.865 por tonelada, un incremento del 31,8% en comparación con febrero de 2024.
El titular de FIFRA describió un panorama desafiante para la industria y resaltó factores como los altos precios en dólares del ganado en Argentina, que superan los valores históricos en pesos y los precios promedio del cono sur.
Además, señaló que los costos operativos de la industria, incluidos impuestos como derechos de exportación e ingresos brutos, junto con tasas municipales, reducen la competitividad del sector.
Al analizar el descenso en las exportaciones, Urcía destacó que la rentabilidad es nula con los precios actuales. China, principal destino en términos de volumen, continúa con precios inferiores a los de 2022 y muy por debajo de los máximos alcanzados en 2019. La oferta de vacas, afectada por la sequía reciente, también ha resultado insuficiente.
La falta de novillos agrega otro problema al sector. Según Urcía, esta categoría demanda condiciones económicas y políticas específicas que han impedido su desarrollo sostenido. Con la reciente estabilización inflacionaria y la aparición de créditos, el panorama comienza a cambiar, pero los resultados no serán visibles hasta el próximo año, debido a los tiempos biológicos asociados a su producción.
El ejecutivo analizó también la situación del mercado interno, señalando que los costos se encuentran más expuestos debido a la menor incidencia de la inflación. Adicionalmente, el poder adquisitivo limitado de la población funciona como un tope para el aumento de precios en este mercado.
En sus conclusiones, Urcía planteó que el margen limitado entre el costo del ganado y el precio de venta de la carne obliga a las empresas a buscar eficiencia mediante la optimización de procesos y la reducción de gastos. Entre los costos más representativos señaló los laborales, energéticos, logísticos, además de los impositivos y municipales.