La oleaginosa mostró una suba una suba del 0,4%. La persistencia de la demanda mundial, pese a los precios históricos de la oleaginosa, es la principal explicación para la fuerte suba. El fenómeno justifica el comportamiento de los productores argentinos que se resisten a vender el 25% de la cosecha que aún falta liquidar.
"Los precios no encuentran algún nivel de racionamiento de la demanda. El mercado va a buscar nuevos niveles de precios, pero por ahora no aparecen. Pero éste es el precio mas alto de la historia", dijo el analista de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires Ricardo Baccarín.
"El clima ya no tiene mucho que hacer, ya a esta altura aunque haya lluvias no va a cambiar el panorama. La suba no es climática", explicó Baccarín.
El precio récord anterior se había registrado el 20 de julio, con 645,80 dólares la tonelada en Chicago, en ese caso por la sequía en Estados Unidos. En el año, la suba acumula casi el 50% desde el piso de 432 dólares del 13 de enero.
En tanto, el trigo retrocedió ayer un 0,22%, a 324,60 dólares la tonelada, mientras que el maíz subió el 0,18%, a 319,59 la tonelada. Asimismo, los analistas advierten que el maíz podría seguir el mismo camino que la soja, también a causa de la sequía y con una demanda mundial sostenida.
"Esto se da en un momento en el que la demanda mundial de alimentos sigue muy firme, y no pueden esperar a marzo de 2013 cuando entre la cosecha de Sudamérica", advirtió ayer a este diario el analista del mercado de granos Pablo Adreani. "Se va a sostener en el tiempo más de lo previsto y solamente una definición política del G-20 -que se reúne en septiembre- podrá torcer el rumbo del mercado", aclaró el experto. De todas maneras, en una reunión preliminar, algunos presidentes señalaron que la suba es "preocupante pero no corre riesgo la seguridad alimentaria". Mientras tanto, la soja parece no encontrar techo. "Hay una psicosis de que la cosecha de Estados Unidos puede ser menor todavía", agregó Adreani.
La constante suba estimula a los productores locales a retener los 9 millones de toneladas de soja que aún faltan liquidar de la última cosecha.